SERÁ MEJOR QUE QUEDEMOS COMO AMIGOS

MICROTEATRO
Disponible en el volumen Neosainetes Cósmicos (y otros textos de microteatro), ECU, 2022. 
AUTOR: Ernesto Martín Martínez
INTÉRPRETES: ÉL y ELLA
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INTRODUCCIÓN

Con plena seguridad, la peor parte de una relación no es que finalice, ni mucho menos. La peor parte de una relación es el momento de dejar a la otra persona, o de la misma manera, ser la persona a la que dejan en ese momento. Ninguna de las dos situaciones es cómoda, fácil ni recomendable para nadie, pese a que casi siempre es una de las dos partes la que sale más malparada y todos sabemos cuál. Sin embargo, si se es la persona (vamos a llamarla abandonando) que ha de dejar la relación, o bien nunca se encuentra el momento de hacerlo, o bien no se sabe cómo enfrentar, o bien se echa mano de lo que denominaremos el “manual” de típicas frases vilipendiadas por la humanidad en las que se escuda todo hijo de vecino para cortar su relación. Por otra parte, si se es la persona (esta parte está bien clara) abandonada, ya se tiene bastante con asimilar, mediante dosis intravenosas de coraje y orgullo, el aluvión de motivos, si es que los hay, por los cuales ya no agradas a la otra persona. La situación trágico-grotesca que se produce entre ambas partes es un hecho tan normalizado que se ha convertido en trago que casi todos debemos beber mientras caminamos por la cotidianidad de nuestra intrahistoria, porque aunque no aparezca en los grandes libros enciclopédicos, casi todo ser humano ha tenido que sufrir los segundos en los que ha dicho, o le han dicho: “será mejor que quedemos como amigos”.

Y así nace esta pequeña pieza teatral. De la experiencia y la contemplación de este frecuente suceso; un suceso que, no para pocos, se parece tanto a un duelo como una página en valenciano a otra en catalán; y es de esta manera, y no de otra, como será tratado en el texto, como un duelo con sus cinco estadios: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Pero, ¡cuidado! Los cinco estadios del duelo no son, como nos quieren hacer creer, tan correlativos. O así lo entiendo yo. Y por eso los he tomado como simultáneos en diferentes momentos de la obra. No hay estadio puro, y tan pronto se pasa de la negación a la ira, como de la negociación a la negación y de la depresión mezclada con ira a la negociación otra vez y tiro porque me toca. No obstante, y esto es pan nuestro de cada día, llegar a la aceptación, que no es poco, es conseguir el gran paso final.


Ernesto Martín Martínez





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